viernes, 18 de junio de 2010

El proceso de lectura

La lectura es un proceso complejo que comienza antes de empezar el texto y concluye mucho después de que se haya terminado de leer. Se trata de un proceso que se desarrolla en cuatro fases diferentes.

Antes de leer

Siempre que se empiece a leer un texto hay que tener claras unas cuantas ideas, habría que hacerse una serie de preguntas previas:
¿Para qué se va a leer?
Este sería el objetivo de la lectura. Se puede leer para localizar un dato, por entretenimiento, para informarse, para aprender... Todos estos son también objetivos de lectura.
¿Qué se va a leer?
Del objeto de la lectura dependerá el tipo de texto que se va a leer. Las novelas, los periódicos, los folletos o instrucciones son tipos de texto que se emplean con distintos objetivos.
¿Qué tipo de lectura se va a hacer?
La elección del tipo de lectura depende´rá del objetivo que se busca, puede hacerse una lectura superficial, una lectura atenta, etc.
Cuando se ha dado respuesta a las preguntas planteadas antes de leer y localizado el texto que mejor responda a las necesidades del lector, comienza la fase de prelectura.

La prelectura

En la fase de prelectura se hace una primera lectura superficial del texto para obtener una idea general de su contenido y de su organización. También en esta fase se plantean algunas preguntas:
¿De qué trata el texto? ¿Qué se sabe sobre el tema?
Si el lector se ha enfrentado anteriormente a libros sobre temas similares, será positivo recordar las experiencias previas.
¿Qué apartados tiene?
Se puede observar atentamente el texto con el que se va a trabajar: analizar el índice o buscar ilustraciones o gráficos, si los hay, que faciliten su comprensión. Es entonces cuando se tendrá una idea más precisa del contenido y la organización del texto, lo cual ayudará a comprenderlo mejor.

La lectura

Después de formarse una idea del texto, se llega a esta fase, en la que se realiza una lectura atenta.
El objetivo de esta lectura es comprender bien el texto. A medida que se vaya leyendo, el lector tendrá que ir preguntándose si comprende o no lo que lee. Si en algún momento no queda claro, habrá que volver a leerlo hasta que se comprenda totalmente.
En la fase de lectura también se pueden formular algunas preguntas que ayuden a comprender mejor la información:
  • ¿Se entiende bien el texto?
  • ¿Están las ideas bien ordenadas y expresadas con claridad?
  • En el caso de que el texto consista en un conjunto de instrucciones, ¿qué hay que hacer?
  • Si en el texto se informa de algo, ¿cuál es su idea global y cuál es la idea clave que se da en cada parte?
  • Si el texto es un cuento o una novela, ¿por qué actuará así un determinado personaje? ¿Qué pasará después? 

Después de leer

Ahora se puede hacer un resumen o esquema que sirva para recordar los puntos básicos del libro. Para esto hay que hacer una lectura en profundidad del texto, una lectura durante la cual se analice detenidamente el texto y se vayan tomando notas acerca de su contenido.
El resultado de esta fase del proceso variará según el tipo de texto con que se trabaje y el objetivo de la lectura. A veces se puede hacer un comentario escrito, como cuando se analiza una novela o un anuncio de televisión; otras veces se puede realizar un esquema o un resumen, como se hace a menudo al estudiar un temario para un examen.
¿Qué es lo fundamental del texto?
La disposición de los textos nos dice exactamente lo que el texto es: de orden narrativo, de orden expositivo, etc.
Hay que tener claras las ideas fundamentales y saber resumirlas en unas cuantas líneas sin necesidad de volver a consultar la información.
¿Cómo está organizado el texto?
Las fases de prelectura y de lectura ya nos han proporcionado una idea de la organización interna del texto.
¿Qué organización tendrá el resumen ?
Es importante que el resumen refleje la organización del texto; de esta manera será mucho más claro y se podrá recordar mejor. 
na vez que se da respuesta a estas preguntas, se puede comenzar a elaborar el resumen. Este trabajo servirá para repasar y no olvidarse de las ideas del texto.

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